La noche era terrible

La noche era terrible,
pero ella sembraba estrellas cada día
para alumbrarla.
Le puso una luna hermosa que al recortarse
contra el horizonte se veía como sangre,
porque era el recuerdo de antiguos desamores.
Ya en el alto cielo, era luz pura y blanca
y fue mi sol durante meses.
Ella, que ni siquiera estaba en mi cama
ni en mis brazos,
tenía esa bella costumbre de hacer las noches habitables.

Y tu olvido, que siga tus pasos, que se pierda en la niebla

Y tu olvido, que siga tus pasos, que se pierda en la niebla.
Hoy beso el cuello invisible de una botella
con ganas de encerrarme en ella y morir
como mueren los barcos que han sido más anchos que el mar.
Prefiero la lluvia, la calle, el refugio de un zaguán
a los abrazos rotos o la mirada sucia que se le da a un perro
o al mendigo.
Me olvido, me llevo toda memoria al tiempo antes de encontrarte
para perder el día de perderte y no tenerte,
no seguir arrastrando lastimosamente estos huesos
por el panteón vacío de tus besos.
De algo viscoso y fétido está hecho el olvido. Lo sé.
La memoria se defiende con fuerza. Y el olvido es un pantano
que he intentado cruzar mil veces sin éxito. Y al final del camino
siempre encuentro tu figura desnuda recibiendo
un certero disparo de rencores. Entonces,
en algo parecido al barro lavo mis pies
para dejar en el camino mis huellas claras por si un día,
alguna tarde, o una noche de harta de estar sola
decides regresar a la confusa sensación de un abrazo
que te resulte familiar.

El amor nos sobrevuela, nos escoge

El amor nos sobrevuela, nos escoge
desde la altura incorruptible que habita.
Ave de carroña gira sobre nuestras cabezas
y cuando el momento llega
en que puede olerse la debilidad
de nuestros ánimos, en caída
veloz desciende hacia el corazón.
Entonces nos habita como nidos,
rellenando con pajas el hueco en el pecho
que llama hogar.
Hasta que un día se va, dejándonos el pecho vacío,
y los miembros muertos.

Perdón por no tener mejores versos

Perdón por no tener mejores versos...
es que su ausencia no inspira, solo duele.
Ya no se trata de escribir un poema,
sino de tocarla desde aquí, desde tan lejos.
No importa lo que escriba o cómo si no le toco el pecho,
si no le dan un beso los versos de parte mía.
Aquí no cuentan los ingeniosos juegos de palabras
ni las tristes comparaciones de su ausencia
con poéticas imágenes de la soledad
porque nada hay tan triste como extrañarla
y a esta falta que me hace no hace falta exagerarla.
No es importante que el verso sea perfecto
ni la métrica exacta, solo quiero decirle
que su ausencia es mas mía que suya
y más grande aún que la lluvia o que la muerte.
Compárela usted, si quiere, con desiertos, mares,
o con la inmensidad que quiera.
Para mi su ausencia es tan grande
que será el único poema que voy a escribir.

Quisiera poder callar los silencios con abrazos

Quisiera poder callar los silencios con abrazos,
darte gestos donde las palabras se hacen de suspiros,
acariciarte la mirada con una presencia táctil
que elimine distancia, silencios, ausencia.
Quisiera estar en tu living como estoy en tu alma,
jugar contigo como dos niños enamorados
juegan al amor de los grandes.
Quisiera cachetearle los miedos a esta realidad estúpida
e infantil y obligarla a madurar como una nuez
para sacarle el disfraz egoísta que me impide tocar tu piel.
Quisiera que fueras mía como eres tuya,
y ser tuyo como soy mio.
Tenerte como a un bien se lo tiene: tangible, real, presente.
Quisiera no cenar esta noche otro atardecer rojo
y muerto.
Quisiera.
Hoy solo quisieras tengo.
Quisiera mañana tener podamos.