Cruza la noche un cisne blanco y llega


Cruza la noche un cisne blanco y llega
el sonido de un volcán desde un antiguo mito.
Esta noche el invierno está detrás de la ventana
y, aunque esté próxima la primavera,
tus manos sin alas no me llegan
ni tus palabras finales se marchan.
El aire estancado me ha dejado respirando
ese constante adiós de una tarde sin fecha,
pero que cada año se repetirá incesante
trayendo el recuerdo de lo que no he sido ni seré.

Detrás de cada hora está tu ausencia repetida hasta el hastío.
De tu presencia antigua solo un perfume imposible
se ha quedado aquí conmigo.
Los días que has confundido con aquella tarde
tienen el filo necesario para herir pero no me matan.
Un pájaro, más negro que la noche, se atraviesa al horizonte
que apenas sabe de este rayo.
De todos tus nombres solo uno recuerdo,
y los que he olvidado ya no te nombran.
Juegas con otras bocas porque ya no te toco ni me tocas
ni en la esperanza ni en el recuerdo.
Solo yo te nombro cuando sueño,
y ya solo sueño un sueño único.