Van a dejarnos afuera
de todo:
de nuestras propias casas
si los dejamos.
Van a quitarnos la ropas,
van a sortearlas;
van a escupirnos la cara
y, ya en el colmo,
van a quitarnos la cruz
para vender los maderos
como leña
a los que le quitaron el fuego.
Van a decirnos de nuevo lo mismo
de siempre
lo que repiten a diario
los diarios.
Van a intentarlo todo
contra todo
y vamos a dejarlos,
porque la ropa no es de marca,
la casa es pobre,
la cruz nos pesa
y el fuego...
No,
el fuego no van a poder
porque cuando ellos tengan
el dinero, el poder, la fe, la escuela, el hospital
la policía
y hasta las bibliotecas y los cines
nosotros
nosotros tendremos el fuego.