Házme en tus manos
Házme en tus manos
...
Házme poema,
verso,
pájaro suelto,
vivo fuego o
mar sereno.
Házme abismo
precipicio
eco
de mi mejor
silencio.
Házme tus armas,
declara (me)
tus guerras.
Házme el viento
en tu pollera
y bajo sábanas
tus besos.
Házme la noche,
la calma y desnuda
violencia
de los dos amantes.
Házme el tiempo
quieto,
el paraíso
ido;
házme el encuentro
y el desencuentro
y házme feliz
al final del cuento.
Házme en tus manos
como si fuese
arcilla
pero por favor
házme,
mujer,
que no estoy hecho.
Nunca cierro las persianas de mi casa
Nunca cierro las persianas de mi casa
porque de cerrarlas sería posible
perderme una lluvia, una helada
o dormir hasta entrado el día
por no encontrarme con la luz del alba
y perderme una mañana.
Nunca cierro las persianas de mi casa
para no perderme yo
entre cuatro paredes blancas.
Tu eres el pájaro que vuela y no se encierra
Tu eres el pájaro que vuela y no se encierra.
Tu eres la sombra de esta mañana gris,
la lluvia, las luces encendidas
antes del mediodía.
Tu eres la arena y el agua, y el tiempo,
y las nubes y la vida.
Yo soy todo lo demás:
lo detenible, lo finito.
Tu eres agua como lluvia, yo el río en su cauce
tu eres viento, yo suspiro.
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