Quisiera...


Quisiera...
quisiera tener un verso,
un beso, o el seso suficiente
para rimar dos bocas
que duermen solas
y no se tocan.
Quisiera...
quisiera abrazar un cuerpo,
apretar los brazos,
palpar la espalda,
sentir las piernas,
matarnos a besos
hasta el aliento.

Que estés, que vengas.
Que no haya puertas
solo ventanas
por donde ver ahí fuera
la noche helada
y saber acá, dentro, que de afuera,
no nos importa nada.

Era una siesta eterna la vida


Era una siesta eterna la vida
cuando era joven.
De noche,
alguna muchacha de ojos marrones
me acompañaba
y como no había besos había palabras
y horas enteras de hablar sin pausas.
Y ella escuchaba.
Con sus ojos marrones, ella escuchaba.
 Y yo solo hablaba y hablaba...
hasta que amanecía y había
que regresar a casa.
Y así, de apuro, casi de malas,
al final de una madrugada
quería robarle un beso
y ¡qué feliz me volvía
aunque no obtuviera nada!
Era una siesta eterna la vida
cuando era joven.

Shhh...apaga esa boca


Shhh...apaga esa boca
que ya es la noche.
Tu solo descansa,
relaja los brazos,
estira las piernas
que cuando estés recostada
encenderé la Luna
para que leas
un rato
y después te duermas.

¿Tiempo? ¡Qué cosa!


¿Tiempo? ¡Qué cosa!
¡Es vida, no tiempo,
lo que se escapa!

Prueba en tus manos
mantener la arena
en un puñado...
o el agua, en tus blancas palmas
formando un cuenco
como de barro...

Prueba dándome un beso
y verás,
si estás atenta,
como es la vida, que no el tiempo,
¡lo que se escapa!

Ah, ¿y Tú cantas como el ave


Ah, ¿y Tú cantas como el ave
que despierta a la mañana
con el vidrio de su canto
en una rama?

La espuma que viste
de gala a las olas
con sus blancas crestas
sobre la noche eterna
del mar azul...
¿también de ella reniegas?

Me besas la boca y me dejas
como la espuma blanca de una cerveza
marcados los labios
con gracia tierna
y en la cabeza
¡todo es mares bajo tormentas!