No se vaya, por favor

No se vaya, por favor,
ni siquiera lo piense que afuera llueve
todo el año llueve y hay tormentas
y caen heladas en los dormitorios
y las mesas y oficinas.
No se vaya, por favor,
ni siquiera lo piense que afuera abren más bancos
que bibliotecas o librerías
y solo se recita algún poema
cuando recuerdan la muerte de un poeta.
No se vaya, por favor,
que afuera las canciones parecen pasos de comedia
y casi nunca ya nos estremecen.
Quédese, por favor, quédese conmigo
a soportar juntos esta vida
que le aseguro, un día, se nos habrá ido
y con ella, también los poemas que le haya escrito.
No se vaya, por favor,
quédese conmigo toda la vida.

Te amo, aunque ya no importe

Te amo, aunque ya no importe,
aunque sea tarde.
Te amo y te siento:
te llevo en la sangre
y en la piel,
y en el canto,
y en el verso,
y en mi poesía de barro
y pobreza triste,
en mi música traída
del África negra
y mezclada
con sangre india.
Te amo y te elevo
como estandarte,
como bandera de una guerra
que libro al tiempo
y a la vida,
como una sombra negra
que me acompaña
en la luz clara del día
o en la oscura noche de mi vida.
Te amo, aunque sea tarde, aunque ya no importe,
te amo.