Debería el verso pagarse con besos

Debería el verso pagarse con besos:
cobrar el poeta en cuidados que sanen
la herida sangrada en cada rima.
Ser su musa musa y enfermera,
vendarle con caricias la triste trama del poema.
Atender la urgencia que reclama
una metáfora corrosiva,
cerrar la cicatriz de un recuerdo
abierto en una imagen precisa y delicada.
Debería el verso cobrarse en besos,
y el beso, pagarse con versos.

Todo lo que hacemos es olvido

Todo lo que hacemos es olvido
y recuerdos que pronto serán el hueco
de un pecho abandonado por tus besos.
Pronto todo estará en manos ajenas,
tus besos serán un vino agrio que no podré beber
pero que en otros labios libarán sus deseos.
Así serán las noches, de cielos poblados de estrellas,
de luna, y de otras bellezas inalcanzables.
A tu nombre lo tacho con tinta azul
al margen de cada poema.
Tú al mío apenas si lo recuerdas y si lo usas será
para enzalsar los cuidados que ahora tienes.
¡Yo, que esperaba que esta lluvia lavara tu recuerdo
y ella, que no hace más que engrandecerlo!

En el amor las palabras

En el amor las palabras
sobrevuelan a las cifras infinitas.
Amar mucho, amar poco, amar nada, 
sobrepasan absolutos y tienen
un valor eterno.

Una flor que durará lo mismo

Una flor que durará lo mismo
que un te amo.
Para ti,
de parte de mis manos.

Cielo en blanco

Cielo en blanco
hoy no he podido
encontrar el verso
que nació en un sueño.

¡Olvidar
los cuatro versos
del poema
que soñaba
al despertar!

¡Maravillas
que contemplan
las estrellas
sin hablar!

Nubes del día:
¡reciten los versos
que la luna dicta
y la mañana quita!

Trato de llegar hasta donde...

Trato de llegar
hasta donde
tu cabello
flota
al aire
de la noche

Triste la distancia:
¡qué tus pies
te traigan!

Yo ansiaba tus alas
volando
en mi cama.

Nada tengo:
me faltas,
la lluvia me sobra
con estas palabras.

Un símbolo puede matarlo al poeta

Un símbolo puede matarlo al poeta,
una imagen precisa, afilada,
como un dardo certero al corazón
por el que llora,
puede herir a quien logró el olvido
pero más fatal será para quien sigue amando.
Debe cuidarse el poeta, que el rencor
con el que rima sus versos
más hiere al que recuerda y permanece
que al que olvida y ya se ha ido.

La distancia es externa y ajena

La distancia es externa y ajena
nunca está usted fuera o lejos:
cuando hablo, hablo enamorado,
cuando pienso, pienso enamorado,
cuando hago, hago enamorado.
La distancia es algo que pasa
fuera de mi cuerpo, y usted
habita en mi pecho enamorado.

Nefelibata, las palabras

Nefelibata, las palabras,
vagas, ansían tener alas,
maman de amapolas,
fragancia y mariposas.
La noche ha florecido.
Cantan bagualas las almas
solitarias, solidarias,
y se abrazan.
A la noche le sobran
las estrellas falsas de la casa,
con tus ojos,
ya me alcanza:
en la ausencia
siembro la esperanza.