De la tierra ha nacido una flor

De la tierra ha nacido una flor
con púrpura capullo.
A la tierra se la he pedido
prestada para ti.
Con dulce pena la arranqué
para ponerla en tus manos
y la tierra, sintiendo mi pena
y el amor de mis manos tal vez,
me obsequió la alegría
de ver en ese mismo sitio
como otra más bella crecía.

Pajarillo que cantas

¡Pajarillo que cantas
en adoración
de todas las flores!
Amor de mil colores,
alas solitarias...
¡Aprende mejor del Colibrí,
corazón delicado,
que cuando encuentra su flor
no se va de su lado!

He soñado alguna vez una canción

¿He soñado alguna vez una canción
que contara completo el sentimiento
o acaso he buscado solo que tu sepas
que te amo, sin ornamentos rebuscados
ni palabras lujosas que terminen
sin decirte nada?
Acaso demasiadas palabras digan menos
todavía que ese binomio escaso
de pronombre y verbo conjugado.
¿Cuántos poemas debo escribir para
que sientas cuanto me has faltado esta tarde?
Es inútil la poesía cuando todo
lo que espero es tu abrazo.

Con tus piernas saltaré a este abismo

Con tus piernas saltaré a este abismo
confiado en tus alas.
La tierra sabe los pasos que no he dado:
soy hijo de un destino, me han prestado
la vida para gastarla en el polvo.
Con tus aguas cruzaré el desierto sin temores,
llegaré a las murallas prometidas de Jericó,
pero esta vez sin tablas ni arcas, ni dioses.
Aliviané el peso de mis actos lavándoles las culpas.
Me desquitaré de los que prohibieron la fe,
me saldré de la casa de los que velan muertos...
Me iré lejos:
entre mi casa y mi hogar hay miles de kilómetros
pero ningún árbol...
Esta noche deja la puerta abierta,
amor, por si llego de madrugada.