Azul


Bebe mi sed, mi sangre, mi pez, mis pobres
ojos de lluvia. 

Cambia las sábanas, la arena, la lid,
las flores de mi tumba.

Una mujer desnuda (te).
Una mujer desnuda (me).
La ciudad se muere azul.

Sentados en la cama
te cuento los versos muertos,
esos
a los que no me atrevo.

Te ríes. Silencio.

Sonríes. Te amo. 

Te ríes de nuevo.

Sabemos el juego:
entonces...

En todo te conviertes y mueres. 
Resucitas desde tu vientre. 
Te llenas, y llenas 
la noche 
de lunas nuevas.

Vuelas. Agitas
el aire
con tus alas.

Mueres o matas
─la muerte es nada─. 

Laureles me pones.
Te diviertes,
juegas.
Me provocas.
La lluvia cesa  
─¿o acaso 
era un sueño?

Una mujer desnuda
se ríe en mis ojos.

Un beso y se eleva.
La lluvia vuelve y ella
que es curiosa
va a tenerla.

Flores eres, balcón y jueves. 
La lluvia, 
el sigilo del macho que acecha 
las espaldas desnudas de una hembra. 
La ciudad se muere azul
dos veces.

No hay estrellas. 
Ni una sola en todo el techo
pero tú...
pero en tu pecho...
Eleva tus pecas
que las reclama el cielo.

Una mujer desnuda
suspira en mis espaldas.
La ciudad se muere azul
tres veces.

La lluvia nos olvida.
Una mujer que abrazo sueña desnuda
mientras yo
sueño desnuda una mujer que abrazo.

Todo se muere azul,
termina.