¿Qué verso inútil y mal habido te trajo...

¿Qué verso inútil y mal habido te trajo
a estas manos secas, a este pecho enfermo
de presencias de humo como fantasmas
de hijos muertos sin nacer?
¿Qué poema nefasto y mal hallado te dio
el permiso de usurpar mis sueños,
pisotear mis jardines, revolver las cajas
apiladas del altillo?
¿Acaso el mundo no era ya bastante grande
y solitario y gris sin tus ausencias?

Mujer: aléjate de mi antes que rompa

Mujer: aléjate de mi antes que rompa
los finos hilos de tu fe.
Mejor será que mantengas
prudente distancia de mis manos
antes que pueda tocarte.
Aléjate con prisa que más rápido me enamoro
de lo que hablo -y de hablar trabajo-
y pronto estaré jurando quedarme para siempre
cuando en verdad ya antes
de terminar el juramento
estaré soñando que otros brazos
y otras bocas...mejor,
aléjate, mujer, antes que empiece a soñarte.

Coronaste mi frente con espinas

Coronaste mi frente con espinas,
sorteaste mis prendas,
pusiste mis brazos en un madero.
Te burlaste de mi fe, de mis ansias eternas
y calmaste mi sed con vinagre.
Mi cuerpo blando fue llevado hasta la piedra
y allí ha quedado, esperando,
el milagro.
Al tercer día vendrán amigos
a buscarlo
con vanas esperanzas.
Porque dejaré a la infinita muerte ser
un souvenir de tu ultraje,
para que también tu crimen
sea infinito.


El aliento escaso, alma en pena

El aliento escaso, alma en pena
de un beso abortado, un parto
interrumpido...
Dos bocas
quedaron huérfanas
en una casa
habitada
por los fantasmas de sus hijos muertos.

Maldita la vida, maldito el mundo

Maldita la vida, maldito el mundo,
maldito sea todo
lo que no has tocado
ni te ha visto.
Malditos los versos que escribo
cuando quiero besarte.
Malditas estas ganas de tenerte,
y este tenerte estas ganas.
Maldito todo
lo que sea quererte
y no quererte querer
y quererte sin embargo.
Maldito el poeta que te sigue nombrando.
Maldita tú, por haber jugado,
maldito yo, por haber creído.