¿Te acuerdas? Éramos los hermosos,
los poetas,
los guardianes del tesoro escondido
de la utopía.
Una tarde nos abrazaron y besaron las mejillas
─¡Judas! ¡Traidores!─,
nos felicitaron por la belleza,
nos confesaron que también sentían
la eterna tristeza.
Pero un día nosotros
─¡bobos! ¡Ingenuos!─
discutimos al Cristo y al Rey
y nos levantamos contra la doctrina
y la especulación;
salimos a gritar que no,
¡no al capital!
Rechazamos la fama, nos fuimos volviendo
como eremitas,
como humildes profetas y
cuando vieron estas barbas
y leyeron nuestras palabras enardecidas...
¡Que teníamos ideología nos dijeron!
Nos acusaron,
nos señalaron con el dedo
y nos obligaron al exilio.
¿Te acuerdas? Éramos los poetas
los hacedores de belleza.