Me darás abrigo en este invierno...

¿Me darás abrigo en este invierno
de lloviznas frías?
Ahora que los árboles se han desnudado
quisiera yo desnudarme también
para entrar en tu cuerpo como una primavera
de flores silvestres en el campo,
sin macetas ni canteros que me encierren,
pues solo acepto las fronteras de tus formas.

¿Me abrazarás luego cuando los cuerpos
blandos estén muertos y tengamos
todo el infinito azul de la noche
en nuestro techo?
Te daré el aliento más tibio que respire
sin que nada te cueste si te quedas
y me mientes al oído diciendo
que esta soledad no existe.

El cáliz del que bebes la sangre de tu Cristo

El cáliz del que bebes la sangre de tu Cristo
fue hecho con el oro que un minero
quitó con sangre de la tierra,
la mirra, los cirios y todo el ornamento
dorado de tu iglesia tiene grabados
en letras invisibles los millones de nombres
que ostenta el mismo diablo al que dices renunciar.
Los niños que comulgan de tu mano no tienen
más pan que una hostia pero en tu reino de los cielos
no se conoce el hambre ni la sed
porque comes y bebes por todos tus feligreses.
Pronto sucursales de los Cielos
abrirán en todo el mundo acabando al fin
con todo socialismo enfermo y satánico
que pretenda alimentar a un niño
o curar las heridas de un soldado.
Cuando tu hombrecito de luz se baje de esa cruz,
¿con qué vergüenza llorará sus clavos ante la miseria del mundo?
¡Quisieran muchos ya tener la suerte de llevar solo tres clavos!

Quise construir un sueño que volara

Quise construir un sueño que volara
con tus alas,
quise y lo intenté con ganas,
pero las alas se quebraron....

Quise olvidar el desengaño
con tus besos,
quise y lo intenté con ganas,
pero tus labios se secaron...

Quise creer en tu esperanza
con tu fe,
quise y lo intenté con ganas,
pero la fe no se contagia...

Nació una mujer en un pueblo sin casas

Nació una mujer en un pueblo sin casas
ni calles, ni cementerio.
Una mujer sin día de cumpleaños o santo,
sin ropas, sin armas,
sin dueño ni espacio en la tierra.
Nació esta mujer en la puerta del cielo
y aun así escogió la tierra más que las nubes...
Esta mujer ha vivido en los hombres perdidos
sin casa ni pueblo, sin santo ni cielos...
La he alojado una vez en mi lecho
pero el deseo de una carne me hizo olvidarla...
El desengaño, fuerte y claro como un río,
me la ha recordado:
viviré en ella desde hoy o no habrá vida...

Sabría enamorarte con canciones

Sabría enamorarte con canciones
si escucharas,
con poesías y con cartas si leyeras...
sabría enamorarte con el alma
si creyeras
que no es cuento ni irreal lirismo
este corazón abierto que no ha muerto
a pesa de haber perdido tanta sangre...
Sabría enamorarte si quisieras que te ame...

Estoy altivo, seguro de mi mismo

Estoy altivo, seguro de mi mismo
y mis pensamientos revolotean libres,
como si el mundo fuera una cosa ajena
e intocable, en mi propia casa,
pudiera seguir discutiendo con mis libros
y canciones preferidas....
Fuera, el mundo baila por monedas
mientras otros despeinamos un poema
o soñamos una pena que se ha perdido
hace tiempo ya.
No he abierto las ventanas hoy
y no voy a discutir sobre torres de cristal
o bastillas de piedras ensangrentadas.
Que el mundo arregle sus problemas como mejor le plazca
que, al fin, son suyos y no mios.
Tengo la osadía de rimar estrofas y contar
con los dedos de las manos las sílabas de un verso
sin la menor intención de pedirles permiso
o andar de puntas de pie.
Soy un poeta, un alquimista equivocado
que troca el oro en flores y versos.
¡Quién quiera oro coja un pala
que aquí solo hay arena y sal de mis orillas!

Este espacio es tierra seca y árida

Este espacio es tierra seca y árida
en la que flores y verdes no crecen.
Terrones de tierra vana asentada
entre tu casa y mi casa con mezquino
propósito: impedirnos el abrazo.
Y sin embargo, mujer, mira
¡cuánta gracia me causa
esta pobre tierra que se cree distancia!