de lloviznas frías?
Ahora que los árboles se han desnudado
quisiera yo desnudarme también
para entrar en tu cuerpo como una primavera
de flores silvestres en el campo,
sin macetas ni canteros que me encierren,
pues solo acepto las fronteras de tus formas.
¿Me abrazarás luego cuando los cuerpos
blandos estén muertos y tengamos
todo el infinito azul de la noche
en nuestro techo?
Te daré el aliento más tibio que respire
sin que nada te cueste si te quedas
y me mientes al oído diciendo
que esta soledad no existe.