Tu luna azul. Mi noche negra.
"Ciego" a mi me llamaban
las niñas que no miraba.
Para otro amor no tenía
ni ojos, ni manos, ni nada.
Tu luna azul. Mi noche negra.
En tus brazos yo quería
dormirme la muerte entera...
Cantaba un hombre su pena,
cantaba su negra pena.
Y bailaba la muerte cerca
un poema de plumas negras.
(En el tablao el día
viene trayendo rutina.
La moza vuelve a sus sueños,
al pan duro de cada día
vuelve temprano el obrero.)
Queda un cantor herido
y, en un mesa, ebrio un poeta
de medio pelo.
─Cantor no calles, ¡que el alba
no rompa tu pena!
¡Qué pague caro esa niña
el desaire'e sus ojos negros!
Tu luna azul. Mi noche negra.
Traéme, niña, esperanzas
que no me quedan.