Me haces falta

A veces quisiera abrazarla, decirle que la amo con mi voz ronca y aspera de cigarrillo. No con letras que ni siquiera le dicen quien soy. Ni siquiera con la letra que los curas me impusieron de niño y que, de grande, deforme con falsa rebeldía. A veces, en la oscuridad de la noche, en las lluvias, en estas tardes otoñales, me haces falta.
Me haces falta de una forma suave y calma. No esa otra falta desesperada de quien ha sido abandonado. Me haces falta en tus caricias y en tus besos. Me haces falta en tu presencia, en tu perfume, en tu piel que no conozco. Me haces falta al desayuno, al almuerzo, a la merienda y a la cena. Sin dolor, sin lágrimas. Me haces falta no por estar ausente. Me haces falta simplemente. Sin trágicos deseos de poseerte. Solo me haces falta, despacio, en la ternura. Me haces falta en la espera infinita de tus brazos.
Me haces falta en esas cosas pequeñas de todos los días como el cigarrillo y el mate de la mañana. Me haces falta en el pasillo yendo del baño al dormitorio, a la cocina. Me haces falta cuando camino por mi casa sin cruzarte, cuando quiero darte un beso al pasar. Cuando la publicidad interrumpe mis programas favoritos y no estas al alcance de un beso o de una palabra. Cuando a la vuelta del trabajo ni me preguntas ni te pregunto "¿como te ha ido, cielo?". Cuando escribo un nuevo poema y no estas para verlo antes que el mundo entero lo vea. Cuando preparo el café de la tarde y dejo la taza sin lavar y no me retas.
Me haces falta cuando elijo la camisa que voy a usar este día. Me haces falta cuando decido que comer.
Así de sencilla es la forma en que me haces falta.
Así de feliz ando la vida ultimamente: así sin ausencias que andar llorando.
Así diciendo, simplemente y sin que duela, que me haces falta.

Mi hogar se ha llenado de besos

Mi hogar se ha llenado de besos
que crecen silvestres por todos los espacios.
En las alacenas entre las latas y los platos,
en los cajones entre las medias,
por todos lados se me ha llenado de besos
este hogar que antes era solo mi casa.
Por cada puerta que abro encuentro besos
jugando en las baldosas, trepando
las paredes como manchas de humedad.
Del balcón se caen algunos de tantos que son
y en la pieza, ¡Qué decir de mi pieza que estaba
tan oscura hace solo algunos días!
En el patio crecen como hormigueros
o viven entre las hojas de las plantas
y en las ramas de los árboles.
Tantos besos han crecido en mi hogar
que ya no vivo solo ni en soledad,
en una casa vacía que se me ha llenado de besos.

Se han marchado las aves

Se han marchado las aves que migran,
huyen del otoño que comienza.
yo me quedo, sin embargo, en tu orilla...
No temo al invierno:
tengo tus pasos que vuelven de la cocina
con el café de la mañana.

Desde que la conozco no he dejado...

Desde que la conozco no he dejado de oír aves en mi patio.
Los árboles están poblados de pequeños cantores
No voy a atribuirle la improbable tarea de construir pájaros con su amor,
solo el milagro de hacer que me despierte con ganas
de prestarles atención.

Gracias, mujer...

Gracias, mujer, por tu existencia calma
y tu sereno amor. Por dar alivio a mis penas,
descanso a mis brazos, refugio a mis piernas...
Gracias, mujer, por tu presencia suave,
por tu piedad para juzgarme.
Gracias, mujer, por reinventarme,
justo el día que tenia que morir.