Monólogo del Fuego

Me ardo ─dice el fuego─:
ardo y me ardo en mí mismo
como una puerta siempre está cerrada para sí misma.
Danzo ─dice el fuego─
pero ni soy danza ni alegría,
danza que es solo capricho del viento
jugando sin permiso con mi cuerpo.

El fuego todo lo arde
aunque lo arda con cariño.
No soy ─dice el fuego─
el sol lejano que abriga inocente:
soy otro, otro fuego,
el fuego en la tierra cercano y palpable
destructor
y asesino:
cuando abrazo,
aunque abrace por amor,
abrazo con fuego
abraso por fuego.

Soy el fuego que arde y se arde
Soy el fuego que un día, quizás, se apague
Soy el fuego que sueña, cada noche, con el agua;
que despierta ahogado y ardiendo
entre tanta agua que es escasa y no me apaga.

Entonces el agua, que no me apaga,
arde y se arde,
arde y me arde
como si fuera de fuego,
como si fuera más fuego.