Coronas con flores al alma de tu alma,
con crayones pintas sus gestos más felices.
A ella cediste el trono de tu mágico reino de charcos.
Tú, que le has enseñado el fuego que abriga,
desconoces el vuelo de las aves y te asombra
el cielo y de las cosas de la tierra
solo lo invisible te ocupa.
¿Quién sabe que mundos maravillosos construyen
tus sueños? Ella,
que siempre te cuida, reina sobre ellos
y, por lo que le has enseñado,
también en mis reinos gobierna.