Hablan de la poesía

Hablan de la poesía
como del novio de la hija de la vecina
como del calor, la lluvia o el viento
o de la última novela de Coelho.
Hablan de la poesía como de una canción de Arjona.

La poesía es una religión, una fe , un vacío, una insatisfacción
un Dios que odia.
No es oro.
No hay oro.
La poesía tiene sangre oscura y viscosa. Ni azul
ni roja.
Creen que la poesía es rimar palabras, armar frases distraídas
sobre unos ojos verdes o el cabello negro
de una mujer desnuda.
La poesía es calva: tiene arrugas. Tiene ojeras. Y además, es ciega.
La poesía no cuenta el sueño estúpido de una noche de calentura.
La poesía no es eso. Ni otra cosa.
La poesía no cuenta los desaparecidos: los desaparece.
La poesía no presenta libros: los escupe
los vomita
sobre la blanca camisa del caballero
sobre el fino vestido de la dama
que se masturba soñando
con un poeta en sus balcones.
Hablan de la poesía porque leen Romeo y Julieta,
¡no hay ni un poco de poesía en esa la muerte absurda de dos amantes
que no se merecen!
No, no es eso la poesía. Ni otra cosa.
La poesía es un animal muerto.
La poesía no es la flor: es la mierda que la abona.

Hablan de poesía pero ni de cerca se asoman al abismo.