En otro lugar de América alguien te cruza en la calle


En otro lugar de América alguien te cruza en la calle,
indiferente a esta idea constante de no tenerte.

En otro calle alguien pide una moneda
y alguien se la niega y nos hace hermanos en la carencia.

¿Somos uno, dos o tres los que no tenemos?
Las matemáticas suelen sucederle de esta forma
a los que cuentan carencias.

Cuando éramos niños creíamos, después crecimos
─crecer es descreer de tantas cosas.

Un perro llora en algún patio vecino y un gato mojado por la lluvia
estornuda del otro lado de la ventana.

No hay mucho que hacer o que mirar.

Sé que hay ancianos que duermen la tarde
con los ojos puestos en el reloj en la pared
esperando que la noche traiga el descanso a su cotidiana vejez.

Ser un pez, y no saber del agua. Ni imaginar el aire
o la tierra firme y la evolución.
Desear no tener deseos ─y saber que se está deseando.

Conocer a esa mujer que no conoce esta lluvia,
que vive en otra lluvia.

Desear a esa mujer.
Que sea mi adverbio de lugar.

Resumen de la tarde:
llueve.