Ábrete, en las manos
flores:
crisantemos negros.
Muertos los cielos:
los celos sin seso,
necios,
sin besos.
No hay en el mundo otra cama
donde se descanse
ni otro cansancio ni otro cuerpo
ni otros besos.
Éramos dos Eros,
dos fuegos, dos cielos
dos puntos eternos.
¡Oh, Tánatos!
Los necios
eran fuego,
hoy hielo.