Que tampoco debería ser tan grave.
Que no es de buen gusto andar por la vida
haciendo de estas cosas algo trágico
o despedazarse uno en el intento
de asesinar la poesía solo
para obtener una respuesta afirmativa.
No esperes, porque no soy de esos,
una velada romántica,
una cena con velas, o un anillo
que pague el vestido de domingo
a la esposa del joyero.
Que para declararte mi amor
no necesito montar un ridículo escenario
porque el mundo ya es un buen lugar si estás en él.
Que no necesito zapatos lustrosos
o la formalidad de un traje de etiqueta
para decirte que te amo.
Que mis sencillas tribulaciones son más bien domésticas,
y que este es un asunto más propio de pijamas.
Que no debería tener tanta novela este acto simple,
oficial, de decirte que te amo
y no debiera esta cuestión de si sí o si no
quitarnos más tiempo que el necesario.
Sería conveniente, en lo posible,
que evitaras respuestas vagas o sutiles indirectas
ya que el amor me ha sacado a pasear la inteligencia
y corremos el riesgo de perdernos o esperarnos estúpidamente.
Que tampoco debería ser tan grave
ser este hombre diciendo que te ama.