Un ojo puesto en la vida...


Un ojo puesto en la vida,
el otro, puesto en la muerte.

Que el mismo viento nos mece
y la misma suerte nos tuerce
desde que somos retoños
hasta que llega la muerte.

Un ojo puesto en la vida,
el otro, puesto en la muerte.

Del viento todo es criatura
y poco le importan las cosas,
que el hacha no mide al árbol
por fruto, edad, o su altura.

Un ojo puesto en la vida,
el otro, puesto en la muerte.

Un día llega y se besan
el filo con la corteza
y así se acaban de un golpe
salud, amor, y riquezas.

¡Es la Luna!


¡Es la Luna! ─gritan con alegría
los cuervos de la noche.
"¡Es la Luna!
La Reina mía."

Y esa Luna los cuida.

Y bajo esa Luna, ellos
escriben poesías.

¡Es la Luna! ─gritan con alegría
los cuervos de la noche.
"¡Es la Luna!"
y ella, en silencio, los mira.

Se quebró el cristal


Se quebró el cristal
de una ventana.
Quedó una piedra
─ que podrá olvidarse─
y un hueco donde antes
hubo un cuerpo transparente.

Se quebró, también,
la mano inocente que arrojó la piedra.

Sí, vendrá el olvido. Incluso la ventana
olvidará. Repararán el cristal,
que se dejará otra vez
atravesar por la mañana.

En silencio, quizá recuerde,
muy por dentro, y llore
por la mano que una vez quebró su alma.