Creemos,
pero ¿no es la falta de una esperanza real
lo que nos lleva a afirmar esa esperanza?
¿No será que porque no creemos en nosotros ─como individuos, como pueblo─
aceptamos esta farsa que llamamos "democracia"
en la que otras personas toman nuestras decisiones?
Un hombre que se creyera a sí mismo
y que creyese
en su capacidad infinita de superación,
un ser autosuficiente, capaz de auto-gobernarse
y elevarse en todas sus virtudes
¿debería dejar en manos de otros
el destino de su propio potencial?
El hombre sabio ni pide ni da consejo. Sabe
que cada hombre es ─o debe ser─ capaz de ser un hombre completo en sí mismo.
Entonces, ¿no es este sistema de hombres sobre hombres
nuestra propia resignación y muerte?