Es tiempo de profetas

Es tiempo de profetas,
de grandes visionarios
que marchen al desierto
a conmoverse
con la soledad y el abandono.

Es tiempo para desertar,
para renegar de las banderas
impuestas,
para abandonar todas las escuelas
y aprenderlo todo de nuevo
sin que nada esté dicho de antemano.

Es tiempo de héroes valientes,
de viajes iniciáticos,
de la épica aventura
de abandonarlo todo
y marchar ligeros
hacia la nada
sin tenerle miedo
a la nada.

Es tiempo de escuchar a la Serpiente
─¿porque qué maldad puede haber
en quien nos quiere sabios?─.
Es tiempo de cargar el morral
con las manzanas del árbol prohibido
y abandonar
de una buena vez
el paraíso
y ver
cómo es realmente
el mundo de verdad.

Es tiempo de hacernos pájaro,
de llevar las semillas
a tierras que no han sido sembradas nunca
y rescatar del olvido los campos
que han sido declarados
infértiles
por los que los siembran oro.

Es tiempo de borrar de un codazo
todas las fronteras
que nos dividen.

Es tiempo de ver que aún
estamos a tiempo.