Hay quienes ponen precio a la palabra, la visten de gala para exponerla ante un publico incrédulo que nada entiende porque ha sido intelectualmente mutilado por el sistema educativo y los medios de comunicacion. Cuando se trata de géneros discursivos la mediocridad se afila los dientes. La sintaxis ha perdido todas las batallas, la semántica se ha movido de los libros de lengua a los de historia. Solo se habla del valor pragmático de un discurso como si la forma de este fuera mas relevante que el contenido.
Hoy nadie lee absolutamente nada. Los textos se miran, no se leen. El publico masivo escoge aquellos textos que no exigen. La pereza intelectual es dueña y señora de los medios de comunicacion. A nadie le importa el valor semántico de las palabras guerra, invasión, bombardeo: quieren las fotos de los cuerpos desmembrados. Quieren ver niños ajenos muertos y no leer nada que les haga pensar que esos niños que Estados Unidos y Europa mata en medio Oriente podrían ser los propios cuando alguien necesite los recursos naturales que tenemos en el continente. La moda es lo fácil, lo lindo. No lo bello.
¿Acaso existe la belleza en el discurso de un diario o de un programa de television? La respuesta no es un simple "No". No hay belleza en sus formas porque no la necesitan, porque nos han inculcado el valor practico de las cosas. Una mujer que excite es mejor que una mujer que inspire belleza. ¡Quince minutos de sexo y a seguir con la vida! Es decir, con los negocios. Ni siquiera tienen la capacidad de ver que una mujer que enamore al televidente lo mantendrá atrapado durante mas tiempo.
El concepto de economía literaria que la lingüística ha incorporado a su léxico desde hace algunas décadas es el mayor insulto a la palabra del que hayamos sido testigos. Autores como Borges y Cortazar lo han utilizado en un sentido literario pero los medios se han apropiado de los conceptos lingüísticos para usarlos según sus conveniencias. Hoy, la economía de las palabras esta lejos de referirse al arte semántico en la poesía y la narrativa literaria. Hoy se habla de economía lingüística como del precio de la carne o del dolar. Sirve lo que se le puede vender a las masas. Ya ni siquiera se informa, se muestran imagenes que no contagien un pensamiento, no vaya a ser que el lector o el telespectador se asuste y se vaya.
La forma es solo la adaptacion de un discurso a sus oyentes. Esto es lo que preocupa, lo importante. Los medios graficos y audiovisuales de nuestro tiempo se han especializado en bombardear al publico con discursos sin contenido. Esto no es porque sean "malos", es simplemente porque el publico se volvió estúpido y eso sera para otro día.
Pensar que forma y contenido son cuestiones distintas o separables es denunciar la propia incapacidad para cualquier oficio que tenga que ver con el discurso. Como poeta no puedo escribir un soneto en prosa o una novela en verso: dejan de ser soneto y novela. Como escritor cada idea que me llega me llega con una forma que es la que le corresponde. Plantear la discusión entre forma y contenido como si de opuestos se tratara es desconocer en su totalidad la lingüística del discurso. Cada contenido tiene su forma, y cada forma su contenido. Son inseparables una de otra.
El planteo que debemos hacernos es que contenido-forma debemos brindarle al publico. Cada uno de acuerdo a sus responsabilidades y funciones en el campo del discurso. Yo soy poeta, doy poemas (es decir, una forma determinada para cierta clase de contenidos). Los medios de comunicacion, ¿que son y que deberían dar? Esta es la verdadera pregunta que debemos hacernos.