Era la primavera mas hermosa que recuerdo
y en ella dormías,
desnuda,
sobre el césped,
una tarde.
Mis manos hubieran querido despertarte,
y las hubiera dejado,
de no ser,
porque en tus sueños me nombraste.
Susurraste apenas mi nombre
y lo envolviste en un gemido...
Supe que con otro cuerpo me amabas
y no me atreví a despertarte...
...acaso,
despierta,
no lograra yo de tus labios
tan complacido gemido.