en plena noche,
pero al despertar descubro que era un sueño que dormías junto a mi.
Nada es real en esta ausencia donde cada mujer
que cruzo no eres tú, donde
todo está para recordarme que no estás.
Las sillas en las que no te sientas, la mesa en la que no comes,
o el quiosco al que no vas por cigarrillos.
La señora de la esquina, que no conoces. El perro que duerme en la plaza y que nunca te ha ladrado
por despertarlo con tus pasos.
Las tazas que no ensucias pero igual lavo fingiendo que sí.
La cama en la que no duermes.
Las mañanas, las tardes, las noches y otra vez las mañanas
inútiles que pretenden ocuparme con pequeñeces de la vida y yo que quiero, únicamente, extrañarte, pensarte, soñarte,
para que esta ausencia no lo sea todo. Porque me niego a no tenerte.
Porque resisto, lucho, por tenerte. De tanto soñarte tal vez un día, te me hagas realidad.