La nada


Te pareces tanto a mi sombra,
a mi forma sin luz,
a mi noche obscura.
Tus ojos son del color de mi ausencia
y cuando lloras eres la misma lluvia
que riega la triste desesperación.
¡Somos tan poco, amor, tan nada!,
que poco sabe de nosotros
la mañana.
Y nosotros, tan atardeceres,
tan ocasos,
tan preámbulos de un horizonte negro
de una inútil infinidad de estrellas
brillando redundantes
sobre todos los ojos ciegos.
¡Tanto esfuerzo vano en ser amados
sin pensar siquiera
una vez
en ser nosotros
los amantes!