No hay brujería: es el amor

No hay brujería: es el amor;

que en tanto se parezcan
significa nada

no hay aquí magia ni algo
que no pueda explicarse:

dos personas que se encuentran,
se vuelven necesarios
uno del otro,
dependientes, casi;
se piensan, se desean, se anhelan,
se acostumbran
a concebirse como uno solo
formando un único destino.

No hay poesía: es el amor

que en tanto se parezcan
significa nada.

Solo dime una cosa

Solo dime una cosa:
¿está escrito que nos encontremos en esta vida
o será preciso esperar
más todavía?

Tengo el verso asomado a los labios

Tengo el verso asomado a los labios
mas no en la punta de los dedos
que escribirlo deben.

Asoma la temerosa ave
al borde exacto
de una ventana que abro,
por si querer se le ocurriera
a algún poema
metérsele al poeta
a la fuerza
en la cabeza.

Pero es septiembre
que casi llega,
es la primavera
que asoma tras los rayos
de un tibio sol
la que me engaña.

Es la gambeta prodigiosa
del poema:
asomar apenas, su cabeza
y al mismo instante
desplegar las alas
dejándome esta nada.

Y el abandono queda.
Sin poema.

Tendremos el Fuego (poema I)

Van a dejarnos afuera
de todo:
de nuestras propias casas
si los dejamos.
Van a quitarnos la ropas,
van a sortearlas;
van a escupirnos la cara
y, ya en el colmo,
van a quitarnos la cruz
para vender los maderos
como leña
a los que le quitaron el fuego.

Van a decirnos de nuevo lo mismo
de siempre
lo que repiten a diario
los diarios.

Van a intentarlo todo
contra todo
y vamos a dejarlos,
porque la ropa no es de marca,
la casa es pobre,
la cruz nos pesa
y el fuego...


No,

el fuego no van a poder
porque cuando ellos tengan
el dinero, el poder, la fe, la escuela, el hospital
la policía
y hasta las bibliotecas y los cines
nosotros

nosotros tendremos el fuego.

El amor y la belleza

El enamorado encuentra detalles sublimes, maravillosos, en la realidad. Encuentra belleza donde antes no la había. Pero,
¿es esa belleza una parte de la realidad que solo se revela ante el amor?
¿O es un invento del amor para sobrevivir en una realidad carente de belleza?

¿O acaso es el amor en sí mismo esa belleza mirándose a sí mismo?

¿No hemos guardado ya demasiado silencio?

¿No hemos guardado ya demasiado silencio?
Nos han dicho a quién rezar, qué aprender en la escuela,
a quién amar, de qué vivir,
¡hasta cómo vestirnos en cada mes del año
y qué color de ropa usar en cada época!
Nos han dicho qué marca de qué cosa comprar para qué necesidad.
Nos dicen, cada dos años, a quién votar para tener
qué país y qué trabajo y qué problemas ─qué tragedias.

¿No hemos guardado ya demasiado silencio?
Hemos trabajado mucho y ganado poco,
comido poco y enfermado mucho
estudiado todo y progresado nada.

Nos dicen que podemos volar, cruzar el espacio,
llegar a planetas y estrellas fuera
de nuestro sistema solar;
que podemos comer alimentos mejorados,
estar comunicados todos
y que no existen ya distancias que sean infranqueables

Y todo es bueno, porque lo hizo el hombre.
Y todo es bueno porque los enriquece.
Sí, los enriquece.

Ellos viajan a planetas y cruzan por el aire
el planeta en doce horas,
estudian, progresan, ganan, se curan; nosotros nos amamos.

Nos amamos entre pobres, que, nos dicen, es amor verdadero
porque ¿qué interés puede existir entre dos pobres?
Nosotros nos amamos en la salud y en la enfermedad
porque curarse es cosa de ellos,
en la pobreza y en la riqueza,
que también es cosa de ellos.
Nosotros tenemos el Cielo, ese otro, ese que no cruzan los aviones,
pero que habita un Dios que tiene que alcanzarnos
para todos y para todo.

¿No hemos guardado ya suficiente silencio?
¿No hemos dejado ya que hicieran absolutamente todo
lo que quisieron hacer?
¿No se han comida ya tres continentes llenos de chicos con hambre?
¿No han invadido ya demasiadas libertades? ¿No han construído ya
demasiadas cárceles y jaulas?

¿O es que todavía no estamos lo suficientemente cansados
de estar cansados?

Canto, porque cantar es de aves

Canto, porque cantar es de aves
como la libertad, o el vuelo.
Canto, porque ni el árbol es mudo
y hasta el hacha, cuando lo golpea, habla.
Canto este fastidio humano y animal de ser eterno testigo.
Canto porque el hambre tiene hombres y nombres.
Canto porque me aturden el silencio y la pena que está doliendo al silencio.
Canto porque es urgente.
Canto porque soy mudo, como todos,
pero no me callo.
Canto porque estoy harto de todo el silencio cómplice
que alienta impune al genocida a continuar su crimen.
Canto porque el hambre es inmoral, como la pobreza.

Porque hay muertos caminando nuestras calles, sentados en nuestras plazas,
porque el que trabaja está hambriento pero el mentiroso lleno.

Canto porque hay gobiernos, porque hay gente que gobierna,
y por la gente que gobierna.

Canto porque estamos solos, y porque seguiremos estando solos
mañana.


Si el poema no le da

Si el poema no le da
ganas de romper todo,
rompa el poema.

Sea cómplice del poeta
cuando cometa un crimen,
pero sea el crimen contra el poeta
cada vez que sea inocente.

A mis lectores

A veces, les juro, no los entiendo. Anoche no he pegado un ojo preguntándome ¿qué será lo que buscan?, ¿qué es lo que quieren?
Cierto que a veces, sin querer, o queriendo, el poeta corre riesgos, se escapa de las fronteras de lo obvio, de lo que todos esperan de él, y se adentra en terrenos salvajes, poco amigables.
En esas tierras el poeta viaja solo. Es un peregrino, un hombre pobre apenas cubierto con harapos. Y hasta allí nadie suele acompañarlo.
El poeta, al momento de poner el pie fuera de su nación, ha de saber que donde vaya, irá solo. Que pocas veces alguien tendrá el valor de abandonar la comodidad de lo conocido, de lo que nos resulta familiar para acompañarlo.
Pero el poeta marcha, porque en esa comodidad los poemas se le mueren. Como una flor, como esa flor que han arrancado del jardín del vecino para ponerla en un florero en vuestra propia casa.
A veces, les juro, no los entiendo. Con voces de lucha piden a la poesía que los defienda de lo cotidiano, de la rutina, de la comida recalentada de la cena, del mismo café agrio de cada desayuno, de las mismas caricias, de las mismas manos, de los mismos rostros de todos los días.
Pero cuando el poeta rompe, como se rompe de un piedrazo un cristal, vuestra rutina, enseguida se paralizan y dicen que ese camino por el que quiere llevarlos está lleno de espinas.
Y se acomodan nuevamente, valga la redundancia, en vuestra comodidad rutinaria.
Si he roto la comodidad exponiéndolos a riesgos innecesarios, pido disculpas. Pero jamás he mentido ni prometido otra cosa. Me aburren los poemas de pájaros y flores. Me asquea la cursilería, aunque traiga sobradas garantías del éxito.
No busco el éxito, sino la poesía.
Si para encontrarla debo arriesgarme en cada poema, lo haré.
Quien busque comodidad perpetua, se ha equivocado de puerta.

La Esfinge dice su acertijo I

Voy a replicar la arcaica voz
─es sueño todo─
por la que un día cualquiera
la esfinge dice
su acertijo:

Atoro la noche que persevera
en la mañana
mantengo dura la promesa de tu presencia
de alguna forma u otra
─es sueño todo─
y poco o nada importa
en qué país despierte el asesino
o el cobarde.
Todos somos iguales
─dice la teoría─
o apenas diferentes:
similares o simios,
pretendientes.

En la alacena espera el desaliento cotidiano
un bracero estoico contra el viento
¡épica constancia del desierto
ser arena y viento, arena y viento!

Es el poema un enigma solitario
que no se puede descifrar
porque es laberinto la poesía
de letras, no de cifras.

En este instante ella se para ante el espejo
y el espejo la besa
Yo los miro desde lejos pero ellos no saben mi existencia
son felices
como todos los ellos

yo tenía un libro viejo que leía
y releía en noches como esta
lo he perdido
me ha quedado apenas
de sus páginas
la primera
que nada dice
salvo mi nombre
de puño y letra
en tinta negra.

De noche vuelo, o sueño que vuelo
¿a quién le importa en realidad
lo que otro hombre sueña?
¿Puede dolerle a quien me lee
el ojo que me duele cuando encierro
la vista en un cuaderno viejo
buscando el verso o el cuento que no encuentro?

Tu sabes por qué ventana suelo ver el mundo
porque te has convertido en las cortinas
que corro cada noche
para mi sueño intranquilo.

Yo sé qué cosas aferro cuando duermo
pero tú las sospechas
Del conocimiento a la sospecha hay un camino
tan angosto que solo cabe
en él quien lo camina.

Es el poema un acertijo.
Que nadie lo resuelva.

La Esfinge dice su acertijo II

Presiento
la voz arcaica de la arena
─es sueño todo─
un día cualquiera la esfinge dice
su acertijo.
Lo replico:

"no eran uno sino dos
─los árboles y los dioses─
no fue quien habló una serpiente
ni el pecado un fruto."

"Si ha habido muerte que nos releva
de nuestras cotidianeidades
ha de haber sido otra la caída."

"Si aún mantenemos los gestos del simio
y las costumbres animales
de querernos con los dientes
ha de haber sido otra la caída."

"¿Has visto cómo trazan al Diablo
en el cuero frío de una serpiente?
¿Y qué fina estampa han dado al que era su hermano?"

"Todo es un sueño"
─dice una voz que estoy soñando
aunque no duerma─.

Es el poema otro acertijo.
Que nadie lo resuelva.