Tengo el verso asomado a los labios

Tengo el verso asomado a los labios
mas no en la punta de los dedos
que escribirlo deben.

Asoma la temerosa ave
al borde exacto
de una ventana que abro,
por si querer se le ocurriera
a algún poema
metérsele al poeta
a la fuerza
en la cabeza.

Pero es septiembre
que casi llega,
es la primavera
que asoma tras los rayos
de un tibio sol
la que me engaña.

Es la gambeta prodigiosa
del poema:
asomar apenas, su cabeza
y al mismo instante
desplegar las alas
dejándome esta nada.

Y el abandono queda.
Sin poema.