Los poemas tienen algo...

Los poemas tienen algo que se parece mucho a una vida:
uno los escribe a tientas,
sin saber muy bien cómo
ni por dónde.

Luego, ellos deciden cosas:
si vuelan o reptan;
si dicen o callan;
si enamoran o aman;
si arden o mueren.

Y un poco, también,
decide quien los lee.

El poeta es poca cosa en este cuento:
apenas los escribe
y no decide nada.