Un verbo, entre tanta palabra vacía,
que tome la firme decisión de abandonar la gramática
y convertirse, sin temores, en acciones cumplidas.
Un sustantivo, pequeño, no importa,
que encierre el anhelo de ser, de existir
más allá de la teoría y la lingüística.
Un adjetivo que defina algo hermoso y real
sin dejarse engañar por el éxito de un poeta
que haya sabido colocarlo,
como un animal enjaulado,
a la derecha de una palabra hueca
obligándolo a ser,
solamente,
una prenda de vestir del sustantivo.
Una oración para la que no haya sintaxis,
una palabra más allá de lo semántico,
un poema, un maldito poema,
que nos sirva de algo.