Después de meses la persecución había llegado a su fin. El criminal había sido sorprendido mientras dormía. Todo se había ejecutado veloz y silenciosamente, los hombres de la justicia estaban a pasos del fugitivo. Entonces, el hombre que daba las ordenes se retiró despacio hacia la calle y con un gesto atrajo a sus hombres con él.
Lo esperaremos aquí -dijo- hasta que despierte. Mientras sueña es tan inocente como cualquier otro hombre.