Yo, que en calma esperaba la última noche
sin miedo a la tierra,
tuve un sueño nuevo y extraño
de una mujer tomando mi mano.
Ni ángel ni nada de cuento,
una mujer de carne y hueso,
pero igual a esa otra que siempre soñaba...
Yo que no esperaba más que la muerte
encontré un día esas manos.