El día empieza sin una sonrisa y me miras con desconfianza,
como si hoy te amara menos,
o si me hiciera menos feliz tenerte entre mis brazos.
Es que el agua a veces me cierra el pecho,
es agua salada, de mares de la infancia,
de lágrimas guardadas.
Es que a veces extraño las cosas imposibles,
los fantasmas de deseos que no tuve
cuando debí me atormentan ahora, esperando
que me abraces con otros brazos.
Es que a veces se me olvida que soy feliz y lloro,
en silencio, en un papel, con una canción.
Quisiera no ser tan ausente,
no faltarte cada día entre tus brazos,
quisiera tenerte como no te tengo y esperaba
que una noche te tuviera un poco más que en sueños.
El agua debe entrar por las ventanas mal cerradas
porque una gota se me pego en el ojo,
¡lluvia ingrata!, y yo, que le había escrito un poema...
Mañana cuando me veas, no me mires a los ojos,
las tardes de lluvia cambian su color,
se ponen mas grises.