Las últimas hojas del otoño han muerto.
El invierno es dueño y señor de los cuerpos solitarios.
En medio de la tarde más fría esta lluvia
me trae de lejos las ansias de un cuerpo que extraño
en cada detalle, sin importarle al deseo
la irrealidad de esta imagen que no te corresponde,
porque no has estado nunca entre mis brazos.
Pero sin jamás haber llegado a tocar esa piel
la conozco de haberla soñado tanto y tanto
que anhelo cada sombra de tu cuerpo entre mis besos.