Se cansa el camino de nunca ser descanso


Se cansa el camino de nunca ser descanso
y el árbol de dar sombra sin abrazos.
El caminante se cansa del camino y se olvida
de andar cuando lo adormece la sombra.
Es la realidad, conspirando contra el hombre,
encadenando la idea.
Es que llegada la madurez el fruto muere si no se come
y el hombre se seca si no florece.
Aunque mucho ande, el caminante sabe
que un día termina el camino
y lo que ha visto se muere un poco también
porque los ojos no cuentan historias,
solo las palabras, esas aves de alas cortas
y vuelo raso.
Caminante que no has contado tus pasos
para que otro los aprendan
no has vivido,
por mucho que hayas andado.