Un duende juguetón se alegra con tu cuerpo,
se regodea, borracho de tus sombras desnudas,
ama tu locura de gata en celo, tu fiereza salvaje,
tu lado más animal cuando lo humaniza el amor.
La noche nos encierra en una cajita pequeña donde solo caben los sexos.
Dos almas prestas a mostrar los dientes si el amor
así exigiese.