tu sombra en mi cuarto,
tu perfume en la cocina
haciéndome el café de la mañana.
Yo tengo tus pies en mis zapatos
caminando mis esquinas
con tus manos tomadas de las mías
en mi pequeña y triste fantasía.
Yo tengo tu bandera y tu retrato
como otros cuelgan crucifijos.
Yo tengo en la memoria
tu entera geografía
y la porfía de quererte
en mi poesía
como te quiero en mi vida.