Tal vez abrieran sus heridas de puro gusto

Tal vez abrieran sus heridas de puro gusto. Es posible que por haber jugado se hayan quebrado un poco el alma
y otro poco el pecho.
Todo es posible, incluso que ninguno de los dos se arrepienta de haberse lastimado de esa manera tonta e ingenua.
Fue solo un juego, como cuando eran niños y jugaban
todo el tiempo.
Es mentira que los grandes no jueguen: juegan cada vez que pueden, y se lastiman, como chicos,
por jugar apurados, por perseguirse y, más aún
por alcanzarse.