Cactus (IV)

Hoy todos los niños son dos huérfanos pequeños,
hijos de madre soltera
de padre que marchó a una guerra.

Huérfanos pobres, sin tios ni abuelas.

Una pared cualquiera nos gana la carrera contra el tiempo,
las vidrieras huelen el delirio y el miedo,
hay más fobias que sueños entre la gente.

Aún así, hay vidas en esta tierra.
A veces, donde menos se lo espera uno
aparecen los que sueñan.

De alguien son los huesos con los que golpean los tambores
...de alguien son
─de alguien fueron.
Hay quienes no piensan en lo lóbrego
y bailan, bailan
porque son duendes.

Hay noches que son de acero
y tardes
de vidrio roto

Yo, cuando no puedo dormir, me cuento las espinas.