¡Como un Cóndor se elevará este corazón!
Vencerá las rocosas montañas y llegará
al valle regado de tus ansias,
y ahuyentare a los buitres y serás carne viva
y no carroña.
¡Qué escapen esas bestias mientras puedan!
¡Qué huyan si aun les queda dignidad!
Porque el Cóndor volará para traer mi alma
nuevamente a mi hogar.
Y otra vez los humanos harán temblar el maizal,
y otra vez los jardines de oro de los templos
tendrán quien los lustre.
¡Huid, buitres! ¡Huid, Cruel Conquistador!
La Ciudad de los Dioses será liberada:
entraré en triunfo en tus plazas y en tus templos.
Y seré el que regresa; el que prometió volver.
Seré el mismísimo Dios en tus entrañas
revolviendo tus sentimientos.
¡Seré como un Cóndor en su nido: feroz,
inalcanzable para el enemigo!
Y todo lo que verán tus ventanas será la gloria pasada
volver a tus calles.
¡Porque llorarás con la emoción del pasado!
¡Amarás mis legiones y mis bandas;
rezarás otras vez con mis canciones:
el Tinku volverá a ser amado!
Tú, Ciudad perdida,
la Pretendida, la Invadida…
tú:
serás recuperada y glorioso marchare
sobre los restos del vencido…
El Tinku volverá a ser amado y tú, mi Antigua Capital,
recuperada,
y otra vez enarbolada.