I
En la oscura letanía del absoluto ser,
en el éter firmamento del crepuscular ser,
allí donde las ninfas y sirenas navegan
y chocan sus naves contra rocas y peñas…
allí donde el tridente perdió a su Poseidón,
donde la Atlántida se hundió…
allí te espero yo.
II
Con las alas de los ángeles míseros de Dios,
con las alas de Ícaro derritiéndose al sol…
Con el pecho hecho añicos,
con este amor pedregullo…
te espero yo.
III
Mientras un rayo aturde a los siervos de Vulcano
y los vinos de Baco se entrechocan en alegres festines;
mientras Zeus reposa en el olvido de sus hombres,
yo suplico a los dioses tu vuelta.