y mis pensamientos revolotean libres,
como si el mundo fuera una cosa ajena
e intocable, en mi propia casa,
pudiera seguir discutiendo con mis libros
y canciones preferidas....
Fuera, el mundo baila por monedas
mientras otros despeinamos un poema
o soñamos una pena que se ha perdido
hace tiempo ya.
No he abierto las ventanas hoy
y no voy a discutir sobre torres de cristal
o bastillas de piedras ensangrentadas.
Que el mundo arregle sus problemas como mejor le plazca
que, al fin, son suyos y no mios.
Tengo la osadía de rimar estrofas y contar
con los dedos de las manos las sílabas de un verso
sin la menor intención de pedirles permiso
o andar de puntas de pie.
Soy un poeta, un alquimista equivocado
que troca el oro en flores y versos.
¡Quién quiera oro coja un pala
que aquí solo hay arena y sal de mis orillas!