Tenía un negrito en mi casa
chiquito y con la panza hinchada.
Jugaba el negrito a contarle
las manchas a una jirafa.
Era feliz mi negrito,
saltando y rugiendo
creyendose rey
en su selva.
Tenía un negrito en mi casa
que era mi hijito.
Tenía un negrito en mi casa
que un día lo cazaron.
Como a bestia cadenas
le ataron.
Y lo llevaron lejos, al mercado.
Tenía un negrito en mi casa.
Sabrá el Dios de los blancos que cosa
cantaba el negrito
en el arrozal, esta mañana.