Propongo


Propongo
desconocer a las celebridades,
ignorarlas en la calle, o en el restaurante.
Fingir que ignoramos quién es
ese tipo cuando encontramos
al alcalde
en la panadería.
Desconocer a los futbolistas
que idolatramos
el domingo por la televisión.
Propongo no enterarnos
de los resultados de la última elección presidencial;
ignorar a propósito una nueva ley
o el más reciente impuesto
que alguno creyó oportuno.
Propongo no soñar con la vedette de turno
ni alegrarnos con el triunfo
del destacado deportista de nuestra comunidad.
Propongo olvidar el día de cobro en el trabajo
y el horario
y llegar, unas dos horas tarde,
y con cara de enojados gritarle al patrón
por no habernos
despertado a tiempo.
Propongo conformarnos con tratar,
un día, una tarde,
a gente común y olvidada como nosotros.
Enamorarnos de una vecina que no sea
tan bonita como la actriz de moda,
reírnos con la gastada broma del viejito de la esquina,
leer la lista de precios del almacenero.
Quedarnos horas mirando el árbol que hay
frente a nuestra puerta y discutirle si fue off side,
si hay inflación o avisarle que lo está engañando
esa tramposa voluptuosa para quedarse con su fortuna.
Propongo que hoy, o mañana,
tampoco es que sea urgente,
miremos un rato el cielo, leamos las hojas de un árbol,
nos aflijamos con el aumento de caracoles en el jardín,
nos emocionemos con el vuelo de unos pájaros.
Propongo,
si es posible y es que hay alguien escuchando,
que volvamos a ser gente
al menos, por un rato.