Un ojo puesto en la vida,
el otro, puesto en la muerte.
Que el mismo viento nos mece
y la misma suerte nos tuerce
desde que somos retoños
hasta que llega la muerte.
Un ojo puesto en la vida,
el otro, puesto en la muerte.
Del viento todo es criatura
y poco le importan las cosas,
que el hacha no mide al árbol
por fruto, edad, o su altura.
Un ojo puesto en la vida,
el otro, puesto en la muerte.
Un día llega y se besan
el filo con la corteza
y así se acaban de un golpe
salud, amor, y riquezas.