Alcanzan estas manos el celestial aplomo
de verte y no tenerte, de quererte y no poderte...
De vidrio son las horas que pasan por delante
y por detrás de esta aurora o de este ocaso,
acaso, ¿no son la misma cosa un amanecer
que un atardecer? ¿no son este mismo dorado
la primavera y el otoño?
De tu presencia o de tu ausencia surgen los mismo poemas
por ser ambas una sola estrella
fulgurante y opaca en un mismo tiempo,
a una misma vez.
Tenerte o no tenerte es esta tarde una moneda
con las caras repetidas, es todo
una misma cosa en este etereo abrazo que te abraza
sin tocarte y aún asi te arde
como me quema a mi la piel que te imagino.
Eramos solos y estamos solos en esta soledad
de acompañarnos y tocarnos
solo en sueños.
Que estes aqui a mi lado o que me faltes
no son soles ni lunas sino ambos.