En esta hora de tomarnos de la mano,
se me ha llenado el alma de fósiles lágrimas
que he llorado en otras horas...
La nostalgia, tan común como una hermana,
se me extingue y batallo
por guardarla antes del fin que es evidente.
La llovizna tenue se ha llevado lejos los ecos
de añoranzas vanas de lunas por las mañanas.
Se han muerto las ganas de árboles sin savia...
Tengo una estrella, una cinta azul acariciándome el cuello,
cediendo complaciente ante mis ruegos
porque se quede una hora mas ante mis ojos.
En esta tarde de lluvias limpio las ventanas
para ver a través de ella con graciosa nostalgia.