Fue tan solo un hombre

Fue tan solo un hombre. 
Pero a lo largo de su vida 
supo ser el mundo de tres mujeres.
A cada cuál la amó como corresponde
a un hombre agradecido.
Las respetó cuando debió hacerlo,
y cuando no, las amó como 
aman los animales:
sin pudores ni sutilezas.
Tres amores tuvo perfectos
y acordes al momento.
Jugó a los amantes
con la primera y más fresca flor.
Con la madurez de un árbol fuerte
le dió un hogar a la segunda.
Ya anciano, descansó sus aguas mansas
en la orilla sabia de su viuda.
Cuando murió,
la primera lo lloró como se llora
un recuerdo. La segunda
lo lloró desconsolada.
La tercera murió con él.
El hombre sabía aprender.
Y aprendió el amor hasta la muerte.