Siguen acechando tus nombres

Siguen acechando tus nombres,
tus muchos nombres, mujer,
que creí muertos.
Como grabados con un filo en la corteza
doliente de un árbol
que resiste al tiempo insobornable.
No bastó con matar cada una de sus letras:
ellos vuelven,
primero en sueños, después en pesadillas.
Las iniciales olvidadas de un nombre de mujer
han vuelto.